En sus manos.

Caí en manos de un psicópata. Si leíste mi anterior escrito lo entenderás. Si viviste o vivís una situación similar me entenderás también. 

Perturba tu mente, te roba el alma, tus sentimientos son de papel y cualquier agente externo te hace daño sobre todo sus palabras. Es que no hay forma de describir tal agonía, porque solo el que la padeció puede leer esto y sentir ese maldito escalofrío que te derrumba.

Su nivel de manipulación es desvergonzada, toma tu vida y la pone en sus manos para manejarla porque vos se lo permitís. Todo tu mundo gira a su alrededor y olvidas quién eras. Sí, olvidas quién eras antes de él. La incertidumbre a la hora del día. Bueno, del día y la noche porque no hay momento en que estés tranquila, las pesadillas te acompañan. Tu corazón sabe la verdad y tu mente apaña sus mentiras. No las quieres creer, las justificas. 

Una adicción desproporcionada y vos la peor adicta. Desaparece y aparece. Tu alma viaja con él, tu alma pierde el rumbo y tu cuerpo la busca pero es tal el manejo psicopático que estás teniendo que si te alejas de su lado te sentís  enferma. Porque ahora todo depende de él y aunque te ignora sin la menor culpa vos estás ahí, esperando por si decide regresar. 

Que desazón tan grande. Tenerlo te pierde, no tenerlo te consume. Que maldita suerte la mía, de haberme cruzado en su camino.