YA NO.

Me faltaba tanta inspiración que ni siquiera me tomé el tiempo de buscarla. Creo que algunas veces necesitamos no estar inspirados para darnos cuenta lo valioso que es estarlo y más por una razón tan importante como lo es el amor.
La otra vez me puse a pensar, como la mayoría del tiempo pienso en lo que pudo llegar a ser y no fue. Tengo la maldita costumbre de reprocharme todas aquellas cosas que dejé de hacer por miedo, por falta de decisión y por falta de seguridad de en mi misma. Pienso y pienso como si tuviera el poder de regresar el tiempo atrás y aprovechar las oportunidades que se me presentaron en esos momentos, parece que todavía no puedo aceptar que lo que perdí ya no vuelve al menos que sea para bien. Sigo pensando en cómo se dieron las cosas y el único consuelo que tengo es que la vida tiene para mí el mejor camino, sé que se está costruyendo y que tarde o temprano voy a conocerlo.
Dicen que amor no acaba de un día a otro pero estoy casi segura de que en mi caso ocurrió la excepción porque ya no siento amarlo. De lo único que estoy segura es que ya no estoy enamorada de él. Me había enamorado de la sonrisa más linda, de un corazón bondadoso, de una mirada calma y de las actitudes más nobles. Amándolo como lo amaba estaba dispuesta a seguir descubriendole más virtudes aunque estas no existieran.
Ya no lo amo porque no estoy dispuesta a sentirlo e imaginarlo cuando no esté, a escucharlo como si fuera la primera vez, a reirme de las palabras más tontas que se le puedan ocurrir, a mirarlo sin buscar sus defectos, a sentarme a su lado y levantarme solo cuando él decida hacerlo y por sobre todas las cosas ya no estoy dispuesta a esperarlo.
Fui la persona más feliz estando enamorada, pero también fui la más triste cuando caí a la realidad de que mi amor no era correspondido.